Con el fin de descongestionar el tramo de autopista existente entre Oviedo y Gijón se inauguró hace un par de años una nueva autovía urbana entre las dos ciudades más importantes de Asturias y sin embargo no es un tramo nada transitado, más que nada por sus peculiares enlaces. Si partimos de Oviedo la salida se encuentra un tanto oculta y es muy raro que alguien de fuera de la región la utilice. No hay ningún enlace con la famosa Y que une Oviedo, Gijón y Avilés, a pesar de que en un determinado momento la AS-II sobrevuela la A-66. La llegada a Gijón se produce a través del polígono industrial de Porceyo y se enlaza con la A-8.
El viaje Gijón-Oviedo por esta autovía es muy relajado y rápido, incluso circulando a velocidades bajas. Lo malo es que la limitación genérica de 120 no se ajusta demasiado bien a la carretera porque existen curvas de radio puñetero y probablemente habría que poner límites más bajos en algunos puntos para evitar sustos. La mayor ventaja es que nunca hay atascos ni accidentes y además el pavimento no es de hormigón, como el de la Y, que desgasta los neumáticos cosa fina.
Lo menos bueno es que los Gijoneses no tienen cómodo acceso a esta ruta y generalmente la usan muy poco porque se pierde mucho tiempo en acceder a ella. Para los aficionados a las infraestructuras es bueno saber que existe esta vía alternativa a la A-66, con buenas vistas de la Asturias rural y un trazado no demasiado generoso aunque suficiente para unir a medio millón de habitantes con gran fluidez. Por supuesto que la llegada a Oviedo no es precisamente gloriosa y se desemboca en unas rotondas que hacen perder parte del tiempo ganado. La llegada a Gijón tiene mejores opciónes. Casi se me olvida comentar que estamos hablando de una autovía autonómica sin peaje, como la famosa autovía minera que une Gijón con Langreo y Mieres sin pasar por Oviedo.
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