La villa asturiana de Grado es conocida por sus habitantes como Grao. Se encuentra a escasa distancia de la capital provincial y es famosa por sus mercadillos. Nada menos que tres veces a la semana se celebran, en miércoles, jueves y domingo. Al igual que en Cangas de Onís, el día fuerte es el domingo, cuando todo el comercio local permanece abierto. Eso sí, en Grado se descansa los lunes todo el día y los miércoles por la tarde. El caso es que Grado no tiene precisamente vocación turística y la mayor parte de los visitantes proceden de las inmediaciones, ya que la villa es cabecera de comarca y tiene una zona de influencia muy grande. Por aquí pasa la carretera nacional 634 que antaño era paso obligado para viajar a Galicia desde Oviedo; ahora se llega desde Grado a Oviedo en menos de 20 minutos por autopista. No obstante, los domingos es casi más recomendable llegar en tren o en autobús, más que nada porque el aparcamiento puede convertirse en una tortura.
En Grado hay muy buen comercio y el motivo de acudir a su mercadillo podría ser el de adquirir excelentes productos de la huerta, como las alubias para fabada, que aquí son óptimas y tienen precios sin competencia.
El casco antiguo de la población es laberíntico y no muy bien señalizado para coches. Hay zonas peatonales muy bien cuidadas y algunos edificios bastante notables. Nada está pensado para el viajero pero sí muy orientado a la población local. Curiosamente destacan las confiterías por su buen nivel y aquí se puede comprar el popular tocinillo elaborado en Grado desde hace muchos años. En la confitería Pastur tienen precios atractivos y un café exquisito. El nivel de acogida para el turista es bueno y la gente se desvive por ayudar.
En Grado tenemos un par de opciones interesantes para comer. Por una lado "Pimienta y Clavo", junto a la estación de autobuses, restaurante muy frecuentado y con un menú diario a 9 euros y de fin de semana a 15 euros (de platos más elaborados). En el mismo cogollo del centro tenemos a "De Miguel", con una oferta gastronómica apetecible basada en menús para dos y buen servicio de cafetería. Por cierto que los sábados por la noche hay movida de calidad.
El viajero que pasa unos días en Oviedo puede hacer esta excursión preferentemente por la mañana y regresar a la capital o bien continuar hacia Pravia y Cudillero por la carretera que atraviesa el fresero municipio de Candamo.
El que llegue en coche podrá contemplar en directo el funcionamiento de las turborrotondas instaladas en la villa y que dan bastante buen resultado. El viaje en tren es muy agradable y por un trazado pegado al río Nalón desde Trubia. No está mal combinar tren con bus para ida y vuelta. Grado está al Oeste de Oviedo, para orientarnos mejor.
Tampoco es que sea yo un gran conocedor de Grado pero voy lo suficientemente como para recomendar una visita, ya que la población ha mejorado bastante.
En Grado hay muy buen comercio y el motivo de acudir a su mercadillo podría ser el de adquirir excelentes productos de la huerta, como las alubias para fabada, que aquí son óptimas y tienen precios sin competencia.
El casco antiguo de la población es laberíntico y no muy bien señalizado para coches. Hay zonas peatonales muy bien cuidadas y algunos edificios bastante notables. Nada está pensado para el viajero pero sí muy orientado a la población local. Curiosamente destacan las confiterías por su buen nivel y aquí se puede comprar el popular tocinillo elaborado en Grado desde hace muchos años. En la confitería Pastur tienen precios atractivos y un café exquisito. El nivel de acogida para el turista es bueno y la gente se desvive por ayudar.
En Grado tenemos un par de opciones interesantes para comer. Por una lado "Pimienta y Clavo", junto a la estación de autobuses, restaurante muy frecuentado y con un menú diario a 9 euros y de fin de semana a 15 euros (de platos más elaborados). En el mismo cogollo del centro tenemos a "De Miguel", con una oferta gastronómica apetecible basada en menús para dos y buen servicio de cafetería. Por cierto que los sábados por la noche hay movida de calidad.
El viajero que pasa unos días en Oviedo puede hacer esta excursión preferentemente por la mañana y regresar a la capital o bien continuar hacia Pravia y Cudillero por la carretera que atraviesa el fresero municipio de Candamo.
El que llegue en coche podrá contemplar en directo el funcionamiento de las turborrotondas instaladas en la villa y que dan bastante buen resultado. El viaje en tren es muy agradable y por un trazado pegado al río Nalón desde Trubia. No está mal combinar tren con bus para ida y vuelta. Grado está al Oeste de Oviedo, para orientarnos mejor.
Tampoco es que sea yo un gran conocedor de Grado pero voy lo suficientemente como para recomendar una visita, ya que la población ha mejorado bastante.
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